Vistas de página en total

sábado, 8 de junio de 2013

Querer de puntillas.

Todo pasa, nada espera. Y quien espera, desespera. El mundo gira. Cada uno barre para la casa del vecino, mientras en la suya no entre mierda. A mí llamadme rara, pero es que me hacen promesas y luego no las cumplen. Que el problema nunca ha sido, es, ni será la decepción. El problema es que no te la esperas. 1000 preguntas sin respuesta. Y cuántas más buscas, menos obtienes. Preguntas, contestan, no te escuchas ni a ti misma. Porque pides las respuestas que ya sabes que no quieres. El daño forma parte de cualquier ilusión, y créeme cuando te digo que no importa dónde pongas el pie cuando tu mundo se está desmoronando, porque no va a parar de hacerlo. Como la primavera, llegas cuando estás a punto de irte y ya lo daba todo por perdido. Otra vez tragando miedos por no enseñarlos. Otra vez tragando valentía para mostrar cobardía. Otra vez huyendo. Otra vez convirtiéndome en esa cruz que solo resta. Vértigo. Miedos, dudas, escondidas bajo una mota de polvo. Y si tú no sabes responder, yo menos. La manera de esperar a que alguien se vaya para saber si te importa de verdad, suele funcionar. Pero también suele ser tarde, y a mí no me sirve. Tú no sabes avanzar sin golpearte. Y yo estoy cansada de tanto sube y baja, tanta marea y tanta resaca. Otra vez. Como cuando te fuiste para no volver, pero volviste. ¿Y ahora te vuelves a ir? En principio esto es un final, ¿vas a dejar que al final esto sea otro principio? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario