Vistas de página en total

martes, 16 de octubre de 2012

Por tener siempre un plan para hacerme feliz.


Esa es la cuestión. Que no se dan cuenta, miles y miles. Que ni si quieran saben darse cuenta de que hay un problema, y mucho menos ayudar a resolverlo. Pero tú sí lo notas. Y a lo mejor es por eso por lo que eres tan importante para mí. A lo mejor es porque hemos pasado por historias muy parecidas, o porque ambas sabemos que en estos ya más de dos años que llevamos juntas hemos pasado momentos increíblemente buenos, pero también duros y difíciles. Igual que sabemos que en estos últimos es cuando cada persona se da cuenta de la gente que realmente importa, la que te apoya. Y últimamente, en todo este tiempo, has sido tú la persona que más cerca ha estado de mí. A lo mejor por eso te quiero tanto. Quizá no hay nada más bonito que despertarse cada mañana y saber que me vas a sonreír. Hay personas que te hacen parte de ellas, y otras que te apartan. Y tú, eres de las primeras. Si hace dos años no hubieras decidido que entrara a formar de tu vida, yo ahora, para qué mentir, estaría muy perdida. Si no me hubieras sacado de tantos pozos, si no me hubieras salvado de tantas cosas, si no hubieras estado en tantos chascos, entonces, yo no sabría qué hacer en este momento. Sabes mejor que nadie que después de todo, las amigas como tal me suenan a todo menos a verdad. Que no creo, y que me cuesta más aún confiar. Quizá como a ti, y quizá por eso estamos tan unidas. Pero tú sabes que yo no prometo cosas imposibles de cumplir. Sabes que quiero seguir desvariando a todas horas contigo, sabes que quiero seguir volviéndote loca con mis historias. Sabes que quiero seguir haciendo locuras impensables mientras a ti te hagan feliz. Sabes que quiero volver a vivir tres mil veranos más como este, siempre y cuando sigan siendo contigo. El día que te das cuenta de que una persona es capaz de anteponer su felicidad a la tuya, te preguntas de dónde ha salido tanta bondad, y lo que es aún mejor, por qué hacia a ti. Y que seas consciente de eso, eso es lo más bonito de este mundo. Es fácil salir adelante si una persona como tú se propone sacarte. Y como te lo has propuesto tantas veces, y lo has conseguido tantas otras, creo que te mereces ser la persona más feliz de este mundo, y creo que te mereces que te pueda llamar amiga. Algo que hoy en día llamo a muy (y resalto el muy) pocas personas en este mundo, y además algo que es un sustantivo muy sobrevalorado. ¿Sabes lo único que me gusta de no verte todos los días? Que todo sigue siendo como siempre. Que las dos sabemos seguir con esto, que seguimos con la misma confianza y que seguiremos, que nuestra amistad no se va a hacer más fuerte porque nunca se ha caído. Me gusta poder confiar en ti como ya no confío en nadie. Me gusta reírme, y aún más hacerte reír. Pero lo que más me gusta sin ninguna duda es verte feliz. Me gusta que seas feliz por las dos. Y que esa felicidad te la provoque lo que siempre hemos deseado ambas. Me gusta que le estés demostrando al mundo lo imposible, me gusta que estés ganando a todos el reto en el que nadie confiaba. Me gusta sonreír porque tú sonríes. Siempre pienso en la manera de agradecerte que me regales todo lo que eres, todo tu cariño, que sigas aquí conmigo. No sé hacerlo, y no creo que consiga saber algún día. Pero por todo, Carol, tú sabes que me quedo contigo.

domingo, 14 de octubre de 2012

He decidido lo imposible.


Llevo casi tres meses sin poder escribir sobre ti. Al menos no como antes. El mismo tiempo que llevo pensando de qué manera o forma acabar con cualquiera de tus manías. No es porque no me haya acordado de ti, ni porque hayas dejado de transmitirme o inspirarme. Es porque no encuentro el  maldito modo de que eso deje de pasar. Es porque quiero dejar de escribir sobre ti, pero no puedo. Es porque pude, y no quise. Malditas bromas del destino. Aunque siga sin creer en él. Nunca he estado preparada para despertarme de ti. Pero vinieron y me despertaron demasiado pronto. Y no he sido consciente de que ese sueño terminó hasta ahora. Me han tenido que abrir los ojos de par en par después de tanto tiempo para darme cuenta. Y dicen que hay que saber cuando retirarse. Así que, bien, yo me retiro. Me retiro de este sueño y de esta aventura. Me retiro de ti, y de volver a mirarte de esa manera. Me retiro de que me devuelvas la mirada. Me retiro de tus abrazos. Me retiro de tu risa. Me retiro de tu forma de hablarme. Me retiro de que vuelvas a por mí después de mis enfados. Y esta vez no voy a jurarlo. Me retiro y ya está.  He estado a punto de encontrarte y me voy. Un día cuando se te esté cayendo el mundo, volveré. Pero eso será un día, y no voy a prometértelo como aquella vez, porque no estoy segura de que vaya a cumplirlo. Últimamente te he echado más de menos que de costumbre. Por eso me voy. Te he querido y esperado siempre. Pero es hora de seguir adelante. Y voy a hacerlo por mí. Voy a improvisar un adiós. He cambiado de opinión cada vez que pensaba en la manera de hacerlo. Pero esta vez es imposible porque ya estoy cayendo. Así que quedo oficialmente retirada de aquí. No voy a olvidarme jamás de escribir sobre ti. Pero prometo no volver a acordarme de quererte.