Sonrisa punto cero. Y empezamos. No, miento, ni siquiera
había empezado cuando ya se me estaba quedando pequeño el cielo. Sonrisa punto
uno. Y me estaba volviendo loca. No, miento, ya me había vuelto hace un rato.
Sonrisa punto tres. Locura. ¿Locura? Ya ni recordaba lo que era eso. Sonrisa
punto cuatro. Corto pero intenso, mucho, muchísimo. Es que en tu sonrisa se
pueden escribir historias, se puede recordar, se pueden provocar sueños. Tu
sonrisa era la esencia de ti mismo, mostraba esa fragilidad tan tuya, tu necesidad
de fuerza. En tu sonrisa se revelan tus pequeños ojos. Como aquellos que te han
visto sonreír, mirar, cantar, hablar, bailar, dormir. En tu sonrisa se sigue
descubriendo esa mirada de niño que continúas teniendo. En tu sonrisa se
encuentra aquella locura que me hizo perder el control. En tu sonrisa, se
construye este texto.
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